Los efectos de la contaminación son… ¿reales? Tendrás que decidir si lo que te contamos es realidad o sólo inocentada.

El 28 de diciembre se celebra en España una jornada llena de bromas y risas pero a su vez de tensión para que no te la cuelen. El Día de los Santos Inocentes es la ocasión perfecta para gastar alguna inocentada a nuestros seres queridos. Y es que todos los días escuchamos mil noticias en los medios acerca del cambio climático, de la polución de los coches en las ciudades… y nos dan datos que no llegamos a comprender. Entonces, contaminación, ¿ficción o realidad?

“La contaminación actual está afectando a nuestra salud”

Imagina que tu sistema respiratorio funcionara peor debido al humo de los coches. O que tu corazón tenga que trabajar el doble para luchar contra las partículas nocivas que entran en tu sangre al respirar. ¡Ni que respirásemos directamente del tubo de escape de los coches!

Pues la OMS, Organización Mundial de la Salud, ya ha asegurado que la contaminación del aire afecta directamente a muchas enfermedades como:

    • Infartos cerebrales. Aumento del riesgo en enfermedades del corazón.
    • Ojo seco, conjuntivitis. Envejecimiento de la piel.
    • Trastornos del sueño. Problemas en el embarazo y en el futuro bebé.
    • Cáncer, diabetes.

“La contaminación nos vacía el bolsillo a los ciudadanos”

¿Y si tú ni siquiera conduces? Lamentamos decirte que, indirectamente, también lo sufrirás. Casi 5 mil millones de dólares es el impacto económico de la contaminación en todo el mundo. 1,3 mil millones de euros en el caso de la polución del aire en la UE, eso sólo teniendo en cuenta los gastos por enfermedad y fallecimiento. Las infraestructuras, la maquinaria o la pintura se desgastan por culpa de la situación del aire, pero eso daños los dejamos para otra ocasión.

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El impuesto de matriculación grava una parte de la contaminación de nuestros coches, pero no es suficiente. El impacto económico de la contaminación lo asumimos todos. Y parece que los gobiernos ya se han puesto las pilas. Causas como el objetivo 2040 o la reducción de los coches más contaminantes antes de 2030 son la mejor prueba de ello.

“¿Te imaginas que tu ciudad tuviera protocolos anticontaminación?”

¿Cómo va a llegar una ciudad al extremo de tener que restringir la circulación? Ya habrás medidas disuasorias de todo esto. Además, un coche tampoco debe contaminar tanto.

Pues la verdad es que sí. Ya escribimos un post sobre lo que realmente contaminan los coches de combustión. Y es que las ciudades ya han establecido medidas más duras contra la contaminación. Seguro que has oído hablar de Madrid Central, una de las medidas que más se comenta estos días.

“El aire del campo está libre de toda polución”

Vives en un pueblo alejado de las grandes ciudades. Claro, siempre se ha dicho que el aire en las zonas más rurales era muchísimo mejor, entonces no debería preocuparme de todas las noticias que dicen no sé qué de una boina en Madrid.

La contaminación del aire tiene un efecto curioso: se desplaza. Es por lo que el efecto invernadero ocurre en todo el planeta, o la boina de algunas ciudades (siendo más ciéntificos, efecto smog) alcanza zonas verdes.

Si las grandes urbes emiten una cantidad muy elevada de gases, puede afectar a la flora y fauna de todo el país, alterando el equilibrio de los ecosistemas. Para la agricultura también es una consecuencia nefasta: la baja calidad de los cultivos va a afectar a nuestra salud, economía y, por lo tanto, desarrollo.

¿Inocentada o no?

¡Claro que no! Todo lo anterior solo puede acabar con medidas que apoyen el transporte alternativo. La contaminación sale de los tubos de escape, pero elegir arrancar un coche de combustión es decisión de cada ciudadano. También es una lucha para los gobiernos y las empresas, que deben dar ejemplo apostando por la movilidad sostenible. Y es que, al final, todo el mundo se desplaza, sólo hay que elegir la manera correcta