Aunque no haya coches voladores, la forma de desplazarnos ha cambiado radicalmente en el último siglo.

Desde que el primer automóvil particular salió a la luz, la creatividad ha ido dando forma al transporte, con tantos aciertos como errores. Dentro del modelo de transporte, el vehículo particular ha sido el que más ha evolucionado y en el que más se ha innovado.

Quizás por representar la personalidad de sus conductores. O a lo mejor por ser el más utilizado y el que más posibilidades de diseño incluye. Nadie olvida aquel mítico DeLorean, con puertas de ala de gaviota y que hizo soñar a todos con los viajes en el tiempo tras su aparición en Regreso al futuro.

En el presente, fantasía y realidad no han ido exactamente de la mano. De hecho, Regreso al Futuro II (1989) se ubicaba en el año 2015. Cualquier parecido con la actualidad eran simples coincidencias… ¿o no?

Transporte del futuro. En lo que no acertaron.

En los años 50 y 60, los coches estuvieron influenciados por la carrera espacial. Tanto fue así que se pensaba que incorporarían controles por joystick, pantallas de radar y burbujas de cristal en lugar de techos. También se preocuparon del combustible que utilizarían, aunque muchos de ellos seguían apostando por los actuales. Parece ser que no se preocupaban demasiado en los aspectos contaminantes del diésel o la gasolina.

Todo cambió con la llegada del coche volador. Las carreteras pasarían a estar en el aire, el coche funcionaría con electricidad y no contaminaría. Dos de estos tres supuestos, de los que hablaremos más adelante, ya se han cumplido. El del coche volador aún tendrá que esperar.

Tampoco en diseño, forma y atractivo estético coinciden con la actualidad. Esos vehículos, más similares a naves espaciales no son los que vemos actualmente.

Transporte del futuro. Lo que sí acertaron

KITT no es el único coche inteligente de ficción, aunque sí el más carismático.  La película infantil de Cars (2006) muestra coches con personalidad propia. Lo cierto es que la IA en vehículos, lo que conocemos actualmente por vehículo autónomo, no ha llegado tan lejos como en estos ejemplos, pero ya existen vehículos que no necesitan conductor, incorporan cámaras, GPS, radares… que, aunque nos parezca algo normal, fueron cosa de la ficción en el pasado.

Hablemos ahora del coche eléctrico. Aunque no vuele, sí puede circular por zonas donde los coches de combustión no pueden. Y es porque son cero emisiones y pueden entrar en zonas como Madrid Central y evitar los protocolos anticontaminación. El cine buscaba e inventaba modelos de energía que no existían. Ahora nos hemos dado cuenta de que es tan fácil como obtener electricidad de fuentes renovables.

El vehículo privado en 2050

¿Y cómo será el transporte privado dentro de unos años? Sabemos que por el Objetivo 2040, la UE quiere reducir el alto número de coches de combustión en las carreteras y, el Gobierno de España prohibirá vender o matricular turismos y vehículos comerciales ligeros que produzcan de forma directa emisiones de dióxido de carbono. La apuesta por la movilidad eléctrica será entonces algo seguro. Y vistos los avances en autonomía de las baterías y puntos de recarga del coche eléctrico, no vamos por mal camino.

Además, debemos considerar los desplazamientos privados como algo a compartir. Ya conocemos iniciativas como el carsharing, motosharing, VMP… La clave de este modelo de transporte es poder utilizar cada vehículo solo cuando se necesita. Otro punto a favor es que los modelos actuales son eléctricos. Queda demostrado que la contaminación del aire no tiene cabida en el futuro del transporte.